El hotel le ha concedido total libertad y él ha decidido plasmar en su carta el entorno que le rodea, desde las huertas de la Ribera, con sus excelsas verduras, a los bosques de valles como la Ulzama, Baztán o Roncal, de los que extrae ingredientes inusuales como el té de roca, el escaramujo, o las bayas de saúco, hasta piezas clásicas de la cocina vasco-navarra como la caza (corzo, paloma), las cocochas de merluza a la manera tradicional o ingredientes que ya están casi perdidos, como los sesos de cordero. No hay en Alma cocina de fusión a la moda, sino un sincero homenaje a la tierra que sorprende en cada paso por el equilibrio de los sabores. >>> VER LA NOTICIA COMPLETA >>>