Aunque pueda parecer todo lo contrario por la climatología reinante, el verano de 2016 quedó atrás.
Quizás, en lo referente al corzo, sea una de las épocas más esperadas por algunos al tener la esperanza de ver a aquellos grandes trofeos salir del monte en el único momento que bajan la guardia, el celo.
Los machos jóvenes, todavía toleran la presencia de sus congéneres, aunque a veces se midan las fuerzas.
Algunos intentan aprovechar algún descuido para intentar cubrir a alguna hembra.
Los que no toleran la presencia son los machos adultos, que en esta época se vuelven muy agresivos, marcando sus dominios y expulsando a cualquier intruso que ose acceder a sus dominios.
Ya queda menos para el próximo celo.