El tiempo en este mes de mayo está totalmente loco, con grandes variaciones de temperatura entre unas semanas y otras, pasando de estación en estación sin un orden racional, tardes de granizo, noches de verano, amaneceres de primavera,… se han ido alternando en este mes dejando unas sensaciones muy extrañas.
Esta vez la esquiva ardilla no se percató de mi presencia, pareciendo en algunos casos que posaba para las instantáneas.
Las perdices, felizmente emparejadas, mantienen sus cantos marcando su territorio al vecindario.
Las hembras adultas se encuentran empezando a disfrutar de la soledad previa a la maternidad, mientras que las jóvenes empiezan a buscarse la vida por si mismas, encontrando los últimos grupos familiares del año.
Los machos que adquieren por primera vez la independencia ocupan aquellas zonas libres de otros machos, mostrando su inmadurez con el descaro al dejarse retratar.
Mientras los machos adultos terminan de definir sus pedios y empiezan a dejarse ver menos que en meses anteriores.
Habrá que disfrutar de estas frescas temperaturas ya que en breve tendremos el “buen” tiempo que hará que los corzos se escondan un poco más.