Como ya se comentó en el anterior reportaje , el tiempo fue muy cambiante durante todo el fin de semana. Tras una buena comida, solo superada por la excelente compañía, decidimos seguir con la caza de corzas.

Era momento en el que nuestro anfitrión planificaba con los cazadores la zona que cazarían cada uno.

Pero salida del sol fue solo un espejismo, dando paso a la una breve nevada que dejo unas estampas espectaculares.

La nieve y el mal tiempo no iba a ser impedimento para que pudiésemos salir de caza. Tras los primeros pasos, localizamos un grupo de dos hembras y un macho, y con una buena entrada se consiguió acortar la distancia que nos separaba.

Otro pequeño rececho en una zona querenciosa nos hizo encontrar una nueva hembra a la que también se cazó buena lid.

El tiempo no daba tregua y a cada periodo de calma le seguía otro de nieve, que en poco tiempo cubría todo aquello que tocaba.

La caza de hembras puede ser tan interesante como la de machos, siempre que se enfoque adecuadamente. Además para conseguir un buen estado de las poblaciones de corzos es necesaria una correcta gestión de las mismas, con  un una caza equilibrada y racional.