Todos los años por unas circunstancias u otras siempre hay un corzo que se perfila como el corzo de la temporada. En unos casos por ser el que porta mejor trofeo, en otros por la astucia, en otros por ser un asiduo de nuestras salidas, o por alguna particularidad del ejemplar,…
Este año el corzo de la temporada resultó ser un viejo conocido y nunca mejor dicho. El primer encuentro directo que tuve con él fue en el celo del año pasado, allá por el 26 de Julio. De vuelta al coche andaba encelado con una corza, por lo que mi presencia observándoles no le inquietó lo más mínimo.
Tras este primer contacto realicé un breve rececho, ya que se habían acostado al trasponer una loma, y pude realizarle un bonito retrato, en el que pude apreciar, entre otras particularidades, un mayor grosor de su cuerna derecha, el remate de la misma en una pequeña horquilla, así como ciertas anormalidades en el conjunto del trofeo.
Al día siguiente me brindaría otro contacto que sería el último de la temporada entre nosotros.
Siguiendo los buenos consejos decidí localizarlo a principio de la presente temporada para ver su evolución y a principios de febrero pude ver que ya tenía casi formada la cuerna.
A finales de abril presentaba unas tonalidades claras en la cuerna y a simple vista parecía grueso, al menos en una de sus cuernas, aunque bajo y sin apenas luchaderas.
Tras varios intentos de localizarlo, a pesar de tener un territorio muy definido, no fue hasta mediados de Junio, cuando pude tener un encuentro a corta distancia en el que pude ver las características de la cuerna con todo detalle.
Finalmente a finales de Julio decidí que éste sería el corzo de la temporada y tras buscarlo 2 días, la mañana del tercero le gané la partida.
Bonitos recuerdos de una temporada llena de magníficos días de caza.