Asier Ocharan reside en un pequeño pueblo del valle de Kuartango, en álava. Desde joven acudía allí los fines de semana, por lo que ha estado vinculado a la naturaleza durante toda su vida. A sus 28 años tiene una amplia trayectoria profesional directamente relacionada con la naturaleza, llevando 9 años dedicado al trabajo de guía en recechos de caza, 7 de los cuales compaginó con la labor de guarda de pesca en álava. |
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Su relación con los corzos comenzó hace unos 15 años aproximadamente, coincidiendo con la explosión demográfica del corzo por esa zona y con sus inicios fotográficos de la mano de cámaras de “usar y tirar”.
Tras dar el paso a las cámaras réflex digitales de la mano de una cámara Nikon D70 se acrecentó, más si cabe, su interés por la fotografía, ampliando poco a poco su equipo fotográfico. Dentro de sus publicaciones destacan algunas imágenes existentes en el libro "Cosas de Corzos" de Pablo Ortega y otras en la revista anual que publicaba la ACCA (Asociación de Cotos de Caza de álava).
Asier considera una de sus mejores fotos la de un corcino que pudo tomar hace unos años y que a continuación nos comenta:
"NO ESTOY SOLO"
Datos de la toma: 62 mm F/10 Iso-640 Velocidad 1/400
La foto fue tomada a finales de mayo en el año 2005 con una cámara Nikon D70 y un objetivo Nikkor 28-80 mm f 3,5-5,6.
Para la toma de la imagen comenta que “la foto del corcino me pareció buena idea sacarla a una altura baja para poder apreciar su invisibilidad en el campo especialmente para cualquier otro animal que camina y que ve a esa misma altura”, además añade que “esta foto desde un punto más alto me parecía un poco mas antinatural”. “El ISO de la fotografía es 640 porque el día era un poco nublado y hacía falta conseguir un poco de luz”.
También comenta la razón por la que considera a ésta una de sus mejores fotos:
Esta foto de un corcino es una de mis fotos más significativas o importantes, aunque es una foto que hubiera preferido no tener en mi álbum, pero por mala suerte tengo el honor de tener. Tal vez a alguien le sea conocida por ser muy parecida a una publicada en el libro de nuestro compañero Pablo Ortega pero me gustaría contar la historia que esconde esta bonita fotografía.Antes yo trabajaba como Guarda de Pesca y me encontraba por la orilla del río cuando vi un coche circulando por un camino rural. Yo pensé, ¿dónde irá este por ese camino si va a destrozar el coche?. Esto me extrañó y le seguí desde la lejanía hasta que en una curva paró, vi como bajaban dos hombres con algo entre los brazos y se acercaban al monte. Yo que ya no aguantaba mas, fui a ver que tenían entre manos, nunca mejor dicho.Llegué allí y no sabía ni que decir ni como reaccionar al ver que llevaban un corcino en brazos, no me salían las palabras. Les dije que era guarda y que qué hacían con eso. Me dicen “lo hemos cogido esta mañana ahí arriba en el monte y vamos a soltarlo porque no quiere beber leche ni nada y se va a morir”. Yo tenía una sensación extrañísima de rabia e impotencia a la vez, les dije que NUNCA hay que coger ni tocar un corcino que su madre nunca estará lejos, que no esta solo…. Les comenté esto durante un buen rato, tanto que creo que llegué a aburrirles.Me lo llevé y llame a un centro de recuperación que me atendieron gratamente pero les era imposible acudir a recogerlo hasta el siguiente día, por lo que lo tuve en mi casa durante la noche, incluso conseguí que bebiese un poco de leche y a la mañana siguiente vinieron a recogerlo. Les dije que me gustaría saber la evolución del pobre corcino y así hicieron, me llamaron en alguna ocasión, los primeros días temieron no sacarlo adelante porque le entraron diarreas pero que al final salió en perfectas condiciones y lo llevaron a un parque en el que viviría en semilibertad.Esta es la historia de este corcino y ahora quizás entendáis mis comentarios iniciales. No me gusto el sacar la foto por las circunstancias de como la conseguí tener, pero se ha convertido en una de las fotos que más aprecio porque junto con la historia que lleva detrás me parece una forma de mostrar, enseñar y concienciar a la gente de que no hay que tocar, molestar, coger ni tener contacto con los corcinos recién nacidos. Y hay que hacerlo saber a todo el mundo y concienciarles que la naturaleza es sabia y un corcino no esta ahí por casualidad y que nunca esta solo.
Para finalizar hace la siguiente reflexión:
Me parece una bonita forma de empezar a "poner las pilas" a la gente ante el próximo comienzo de los partos que, como me han indicado, en algunos puntos de la Península como son Sierra Morena y Cádiz ya han comenzado hace unas semanas.
Asier Ocharan