Una vez eviscerada y limpia la pieza, puede procederse a su transporte. Para ello debe evitarse arrastrarla, pues la carne se golpea y macera y la canal se ensucia de tierra, hojas, etc. Se recomienda por ello el acarreo del animal a los hombros del cazador, dentro de una mochila suficientemente amplia y preparada para ello. La pieza abatida, por otra parte, se ve más dignificada con un transporte de este tipo que con su arrastre por el monte.