Cada jueves de otoño, el hombre compra su billete de tren en la estación de Abando-Indalecio Prieto, se sube al Alvia y entretiene el viaje observando el paisaje industrial y los hayedos. Cuando llega a Miranda de Ebro hace tiempo sentado en un banco de la Plaza Cervantes y, con puntualidad ferroviaria, asciende las escaleras del restaurante La Vasca, una casa de comidas abierta en 1926, y se acomoda en el lugar de costumbre. El propietario, íñigo Ruiz, escribe la comanda de memoria: media ración de hongos y una de liebre guisada (12 euros). Todo regado con una botellita de Rioja. De postre, natillas y café solo. En ocasiones, y por razones que él solo conoce, el viajero cambia la liebre por la perdiz (17 euros). >>> VER LA NOTICIA COMPLETA >>>