El año pasado ya comentamos extensamente los peligros de la siega para los corcinos y otros animales. Se estima que cientos de miles de animales mueren o son mutilados en estas fechas durante las cosechas primaverales.

 

 Fotografía: Asier Ocharan

Traemos hoy aquí los últimos avances tecnológico para intentar disminuir la mortalidad de los corcinos1. Es posible que nos parezcan demasiado sofisticados o de precio imposible. Pero demuestran que hay empresas investigando en este campo y que al menos en algunos países hay mercado para esta tecnología. Es posible que en el futuro también estas técnicas estén aquí.

Equipo portátil de infrarrojos:

 

Ya comercializado y utilizado por agricultores y cazadores. Emplea sensores de infrarrojos para detectar a los animales silvestres durante la siega de primavera. Es especialmente útil para la localización de los corcinos y se está empleando con éxito en Alemania.

 

 

Equipos montados en tractor o cosechadora:

 

Los detectores de infrarrojos son poco útiles utilizados así, ya que reacciona a las diferencias de temperatura entre el animal y el terreno. La cosecha se realiza en muchas ocasiones a las horas de mayor calor y también se detectan la zonas calientes del terreno. Esto da lugar frecuentemente a falsas alarmas, lo que no es aceptable para el agricultor. 

Por esta razón, se están desarrollando otras alternativas. Una de las opciones investigadas es el montaje de varios tipos de sensores en un brazo de la segadora (ver fotografía). Se combinan los detectores de infrarrojos, un sistema de radar y diferentes tipos de sistemas de cámaras inteligentes. Los sensores comprueban la tira de cultivo que se va a cosechar a continuación y si es necesario emiten una alarma, dando tiempo suficiente para retirar al animal.

 

 

Rescate aéreo también para los corcinos:

 

En los últimos años se están probando pequeños aviones aéreos no tripulados. Se equipan con cámaras de infrarrojos y de vídeo cuyas imágenes se transmiten a una estación de tierra en tiempo real. Durante un vuelo de unos 16 minutos (ver fotografía) se explora en un área de aproximadamente 4 hectáreas a una altitud de 50 m. Los primeros ensayos han confirmado la utilidad del sistema: se detectaron 16 crías durante las pruebas en Baviera y Austria. Los siguientes pasos deberían revelar si este concepto y el prototipo se puede convertir en un sistema comercial.

 

En España estamos probablemente en una fase previa: concienciar del problema a agricultores, cazadores y administración. Y no solo por los corcinos sino también por las crías de otra muchas especies animales. En ello está la ACE.

http://www.dlr.de/caf/en/desktopdefault.aspx/tabid-5294/8937_read-22072/