Para hablar con propiedad de gestión debería contarse con un objetivo previo. Podríamos hablar de control poblacional cuando nuestro deseo sea reducir el impacto de los corzos en el tráfico, en los bosques o en los cultivos. Para ello actuaríamos de forma selectiva sobre las hembras o de forma decidida sobre el conjunto de los individuos, dependiendo de la urgencia de la solución.
Podríamos desear el incremento rápido de los efectivos decidiendo no extraer ningún ejemplar o limitando las causas que originan la mortalidad, entre ellas la eliminación de los machos jóvenes. También podríamos tener como objetivo la obtención de trofeos con lo cual habría que limitar la extracción de machos adultos y disminuir la densidad total mediante la eliminación de hembras y juveniles.
Cada uno de estos objetivos exige un conocimiento previo de la situación de partida, el arbitrar medidas consonantes con los factores que limitan cada población y realizar un seguimiento periódico.