La infección de la mandíbula (osteomielitis mandibular) es infrecuente en los cérvidos en libertad pero puede tener consecuencias fatales.
En pocas palabras, la propagación de la infección a través del hueso (la mandíbula) provoca su destrucción y deformidad. En ocasiones se asocia a una inflamación de los tejidos vecinos (celulitis). Los gérmenes causantes con más frecuencia son los del género Actinomyces.
Fotografía: Federico Sáez-Royuela. Visión lateral de la mandíbula de un corzo con la deformidad y destrucción ósea.
En la etapa inicial la osteomielitis mandibular puede no tener consecuencias, pero si se cronifica puede dañar el hueso alveolar y desplazar los dientes, produciendo dolor, que puede impedir la masticación y conducir a la muerte. La osteomielitis mandibular alcanza el 0,6% de las causas de muerte en el corzo.
Fotografía: Federico Sáez-Royuela. Vista de ambas ramas mandibulares. Se puede apreciar el difernte patrón de desgaste dental.
En Eslovenia recogen y clasifican unas 50.000 mandíbulas de corzo cada año. Los autores de este estudio1 examinaron una amplísima muestra de mandíbulas de corzo adulto: 27.216, recogidas solo durante 2.007. Encontraron una osteomielitis crónica (“bulto en la mandíbula) en 113 mandíbulas. Detallo a continuación los principales hallazgos de su trabajo.
En los ecosistemas mediterráneos la incidencia de osteomielitis fue mayor que en las zonas con clima continental. Pero también fue más frecuente cerca de las grandes ciudades, de las centrales térmicas y de una gran planta de aluminio.
La presencia de la infección no se correlacionó con el peso corporal de los corzos. Este es un dato que me sorprende a mí y a los autores, ya que la infección, al producir dificultades para la masticación, debería encontrarse más freciuentemente en los corzos de menor peso.
En el estudio, las hembras se vieron afectadas con más frecuencia que los machos. Los adultos jóvenes también presentaron la infección más frecuentemente que los viejos.
Diferentes grados de osteomielitis de menor a mayor gravedad.
La osteomielitis se encontró con mayor frecuencia en las zonas donde los corzos comen un alimento más duro y abrasivo, lo que favorece el desgaste dental y la enfermedad periodontal, abriendo una puerta de entrada a la infección.
La fluorosis dental (exposición al fluor), que produce un mayor desgaste de los dientes, puede explicar la mayor incidencia de osteomielitis cerca de las centrales térmicas y plantas de aluminio.
En fin, no dejéis de observar la mandíbulas de los corzos, parece que nos dan mucha información sobre la vida que han llevado.
1Konjevic D et al. Prevalencia de la osteomielitis mandibular en el corzo (Capreolus capreolus) en Eslovenia. Journal of Wildlife Diseases 2011;47 (2):393–400.