Frecuentemente leemos en el foro que este va a ser “un buen año de corzos”. Expresión usada por los cazadores para referirse a la buena calidad de los trofeos.

¿A qué se debe que un año “sea bueno”? Una explicación razonable es que los meses anteriores fueran favorables para la ganancia de peso y nutrientes de los machos, lo que favorecería un óptimo desarrollo de la cuerna.

Pero es posible que los buenos trofeos se estén ya gestando varios años atrás, durante el año de nacimiento de los corzos. Que yo sepa no hay estudios al respecto en corzos, pero sí uno reciente en otros cérvidos1.

En este trabajo, el objetivo de los autores fue determinar si los efectos maternos tenían una influencia duradera en la cuerna de las crías macho en dos especies de cérvidos. Estudiaron en norteamérica el ciervo mula (Odocoileus hemionus) y el elk o wapiti (Cervus canadensis). 

 

Fotografía: Yathin S Krishnappa 

 

Fotografía: MONGO 

En este caso, no sería el genotipo (la herencia) el que influiría en la descendencia, sino el fenotipo de la madre. Y además, influiría durante años, algo que es difícil de demostrar.

Para conocer la condición materna durante la gestación y la lactancia utilizaron medidas indirectas: la severidad del invierno y las temperaturas y las precipitaciones de primavera y verano. Hay que tener en cuenta que las crías de ciervo mula nacen entre junio y agosto y las de elk en mayo y junio. Se sabe que si las condiciones climáticas son las adecuadas las madres llegaran al momento del parto y la lactancia también en mejor situación.

 

Para investigar los efectos maternos en los machos adultos, estudiaron el tamaño de la cuerna en el momento de la muerte, entre 1,5 y 21,5 años después de la gestación. Analizaron 11.000 ciervos (4.548 mula y 5.295 elk), nacidos en  6 estados de los EE.UU. durante 30 años.

Resultados:

Ciervo mula.

Los inviernos suaves antes del nacimiento de un ciervo influyen positivamente en el tamaño de la cuerna de ese individuo durante toda su vida. éste factor puede llegar a influir en un 8% en el tamaño de la cuerna. 

Cuando se compara el invierno suave frente al más duro, pero esta vez en el año en que se caza y se mide la cuerna, éste factor influye más, un 28% en su tamaño.

Elk

Los veranos (abril – julio) con la temperatura más alta durante el año de nacimiento se asociaron con un mayor tamaño de la cuerna en los años posteriores. También el aumento de las nevadas durante el año de nacimiento se relacionó con un aumento de tamaño de las cuernas durante toda la vida. Este efecto puede condicionar una máximo del 7% del tamaño de la cuerna. En el caso del Elk el efecto de las condiciones climáticas en el tamaño de la cuerna durante el año de caza fue similar al del año de nacimiento: un 8%. 

Ciervo mula (arriba) y elk (abajo). Efecto relativo de las condiciones climáticas sobre la cuerna: año de nacimiento en ciírculos negros y año de caza en círculos blancos. A "mejores" condiciones climáticas, mayor tamaño de la cuerna.

 

Por tanto, los autores concluyen que las condiciones ambientales durante el año de nacimiento influyen en el tamaño de las cuernas del adulto en el momento de su caza, tanto para el alce como para el ciervo mula. Por supuesto, también influyen, y en mayor proporción en el ciervo mula, las condiciones en el año de la caza.

Las diferencias en los factores ambientales entre las dos especies las explican de la siguiente manera. El ciervo mula está condicionado por la crudeza de los inviernos. Sin embargo, el elk, en las zonas estudiadas, está más influido por la sequía en el verano, que se palia si ha habido abundantes nevadas en invierno. Haciendo ciencia ficción, esta última sería la situación del corzo en muchas zonas del centro y sur de España. Para la cuerna del corzo se cumpliría el dicho: “año de nieves, año de bienes”.

Sin embargo, con los corzos, en el estudio de Vanpe et al. (ya comentado en este blog) las cosas pueden no ocurrir así. En su trabajo, los cambios en las condiciones ambientales no tenían un impacto significativo en el crecimiento de la cuerna. Aunque esta falta de influencia se ha explicado como el resultado de las pocas variaciones climáticas durante el período de estudio. Esta explicación parece probable, ya que en trabajos previos en otros ungulados siempre se había encontrado relación entre el tamaño de la cuerna y las influencias ambientales.

En definitiva, si esta temporada “se ven buenos corzos”, será debido a que el tiempo ha sido favorable los últimos meses, pero quizás también a que lo fue hace 2 o 3 años, cuando los machos que ahora vemos acababan de nacer.

 

 

1. Freeman ED, Larsen RT, Clegg K, McMillan BR (2013) Long-Lasting Effects of Maternal Condition in Free-Ranging Cervids. PLoS ONE 8(3): e58373. doi:10.1371/journal.pone.0058373

2. Vanpe C et al. Antler size provides an honest signal of male phenotypic quality in roe deer. American Naturalist 2007;169:481–493.