¿Cómo saber si los cambios que se producen en una población se deben a una caza excesiva o a otras causas? Esta es una pregunta que nos hacemos muchas veces, y en especial si el plan de caza está hecho a “ojímetro”.
Las oscilaciones en las poblaciones de corzo pueden obedecer a múltiples causas. Así por ejemplo la sucesión forestal, los cambios que de modo natural se producen en la evolución de las masas de monte, ocasionan cambios temporales muy llamativos en la abundancia. Como quiera que el crecimiento de las plantas y las variaciones en las proporciones de las especies vegetales no resultan algo muy evidente a corto plazo, es algo que puede pasar desapercibido y sin embargo, en determinados momentos, originar cambios muy bruscos en la abundancia de corzos.
De este modo Gill y colaboradores, en un trabajo de seguimiento de 25 años titulado “Changes in roe deer (Capreolus capreolus L.) population density in response to forest habitat sucesión” comprobaron que la abundacia de corzos en montes reforestados –en los que ni la caza ni la depredación actuaban de forma destacable- se incrementó de forma espectacular entre el 4º y 13º año, multiplicando por dos el tamaño, para en los siguientes años sufrir un descenso de la abundancia, sin otras explicaciones distintas de la sucesión forestal, a cifras inferiores a las iniciales. Los investigadores comprobaron que al crecer los árboles se producía una reducción importante de la abundancia de los zarzales, especie predilecta del corzo, y que estos debían buscar especies alimenticias alternativas lo que podría producir un cambio en la selección del hábitat, que ocasionase a su vez el descenso poblacional.
Por otra parte, McIntosh y colaboradores en su trabajo de 5 años titulado “Monitoring the density of a roe deer Capreolus capreolus population subjected to heavy hunting pressure” estudiaron el efecto de una caza intensiva de corzos muy por encima de la capacidad de reclutamiento. De hecho en cada temporada se estimaba la población realizando recuentos de grupos fecales y que se extraían más corzos que la abundancia estimada. Comprobaron que esta forma de caza afecta rápidamente al tamaño de la población, que pasó de 12 a 3 corzos/km2. Los investigadores sugieren que, el hecho de que a pesar de matar más que las existencias siguiera habiendo corzos, debe atribuirse a la inmigración de predios colindantes. Además comprobaron que durante este periodo los animales mantuvieron pesos similares y la fertilidad y fecundidad de las hembras no se vio afectada, de lo que concluyen debe ser la calidad del hábitat más que la densidad lo que determina la fertilidad.
Podríamos citar más trabajos pero de estos dos podemos extraer algunas conclusiones:
– La abundancia y prosperidad de una población de corzos depende en gran medida de la calidad del hábitat.
– Esta calidad puede variar de forma natural debido a la sucesión forestal.
– La inmigración desde cotos colindantes puede enmascarar una mala gestión si la calidad del hábitat es buena.
– Debe monitorizarse la abundancia de animales y sus variables corporales ya que pueden aportar información de eventuales cambios en la población.
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R. McIntosh, a, F.W.E. Burltona and G. McReddiea. Monitoring the density of a roe deer Capreolus capreolus population subjected to heavy hunting pressure.Forest Ecology and Management
Volume 79, Issues 1-2, November 1995, Pages 99-106
R. M. A. Gill, , , A. L. Johnson, 1, A. Francis, 2, K. Hiscocks and A. J. Peace. Changes in roe deer (Capreolus capreolus L.) population density in response to forest habitat succession.Forest Ecology and Management
Volume 88, Issues 1-2, 1 November 1996, Pages 31-41