Durante el mes de mayo de 2021, corrió como la pólvora por las RRSS el vídeo de un corzo con comportamientos anómalos, dando lugar a un sinfín de teorías que justificasen su comportamiento. Desde la ACE y fruto del Convenio con el INVESAGA, se descubrieron las causas del mismo, destacando la importancia de aplicar el rigor científico en la gestión del corzo.

El pasado mes de mayo la grabación de un ejemplar de corzo macho con comportamientos erráticos y extraños alcanzo una enorme difusión en las redes sociales, poniendo de manifiesto la importancia de la participación pública y del colectivo de cazadores en particular a en el seguimiento y detección temprana de patologías en las poblaciones de corzo.

Como consecuencia de el gran alcance que tuvo este vídeo, surgieron infinidad de teorías e hipótesis que intentaban buscar la causa de este comportamiento. Tras el fallecimiento del ejemplar y gracias a la colaboración del colectivo de cazadores, la ACE pudo disponer de la cabeza del animal (única parte no depredada por carroñeros) y fruto del Convenio que mantiene con el INVESAGA desde el año 2013 (Grupo de Investigación de Sanidad Animal de Galicia), de la Universidad de Santiago de Compostela y que ha sido recientemente renovado, se pudieron determinar las causas de la patología que sufría el corzo.

Este análisis de la cabeza del corzo ha sido publicado en la edición de julio de 2021 de la revista TROFEO, en un exhaustivo trabajo científico en el que se explican detalladamente los análisis, métodos y conclusiones que han permitido determinar la causa de la enfermedad y posterior muerte del animal, y que podéis leer por completo en la sección “HEMEROTECA”.

A modo de resumen, no se detectaron indicios de que el corzo estuviera afectado por algún tipo de parasitosis asociada a Cephenemyia stimulator, una de las hipótesis barajadas para justificar su comportamiento. El análisis de un absceso subcutáneo en el cráneo permitió la identificación de parte de un colmillo de carnívoro enquistado en su interior, posiblemente de lobo ibérico (Canis lupus signatus)

Imagen 1. Fragmento del colmillo hallado en el interior del absceso. (Trofeo Julio/2021 Pag.40)

La posible presencia de bacterias en este colmillo pudo generar una infección ósea (osteomielitis), que se extendió a la masa encefálica, donde se detectó congestión y edema en el hemisferio derecho, así como un absceso en el izquierdo, lo que a la larga provoco los movimientos nerviosos en el corzo y en último término su muerte.

Imagen 2. Congestión en hemisferio derecho y absceso meníngeo en hemisferio izquierdo (Trofeo Julio/2021 Pag.42)

Todo lo anterior pone de manifiesto dos puntos esenciales en la gestión del corzo, el primero de ellos contar con la participación del colectivo de cazadores en el seguimiento sanitario del mismo y la importancia de actuar siempre bajo el método y rigor científico a la hora de establecer causas de patologías y las consecuentes estrategias de gestión.