El invierno es la época menos apetecible para salir al campo con la cámara de fotos pero, en muchas ocasiones, las estampas invernales suelen ser mucho más impactantes y atractivas que las del resto del año.
Lo inestable del tiempo puede deparar amaneceres o atardeces espectaculares.
Cuando la temperatura baja a los -10 ºC el campo se cubre de un manto blanco.
Pero con la salida del sol todo vuelve a su estado natural y los frutos de invierno resaltan por su colorido.
Cuando existe niebla con bajas temperaturas y aire, ésta se queda congelada en las superficies con las que contacta, dando un aspecto gélido al entorno.
Retomando el título de esta entrada, el «fruto» más deseado por los amantes del corzo quizás sea ese que se desprende de ellos al finalizar cada año, como la fruta madura. Encontrarlos es más cuestión de suerte.
Ya queda menos para que se acabe el periodo invernal así que mucha suerte en la recolección.