La aparición, en el mercado norteamericano primero y posteriormente de forma global, de cámaras dotadas de sensores de movimiento y de rayos infrarrojos, unido a la extensión de las cámaras digitales y las tarjetas de almacenamiento de datos, ha permitido poner a disposición de los aficionados un buen número de máquinas capaces de estar activas muchos días de forma continua, de modo que capturen la imagen o video de los seres vivos que cruzan por delante de sus sistemas de identificación del movimiento.
Estos aparatos ofrecen múltiples posibilidades: vigilancia, censos, preparación de cacerías o simple entretenimiento.
