«Los accidentes con fauna salvaje en las carreteras de Lugo suponen el 60% del total de siniestros de circulación en la provincia al ano». Así lo asegura el jefe del subsector de Tráfico lucense y capitán, Rubén Flores.
En los 67 concellos de Lugo se producen cada día una media de cinco accidentes originados por jabalíes, corzos o reses mostrencas. El oficial de Tráfico asegura que el número va a más, con un incremento anual en los partes de un 10%.
Ni las propias patrullas de su departamento son ajenas a esas colisiones. El sábado 12 de este mes un vehículo del subsector se empotró contra un jabalí en la autovía del Cantábrico (A-8) en Abadín, cuando iba a auxiliar a un conductor que se había golpeado con otro. Ese día se produjeron en Lugo 16 accidentes con animales. Al ver la cara al contarlo del jefe de Tráfico, Rubén Flores, y de su companero Héctor Vilabrille se diría que las vías lucenses son territorio comanche.
El departamento de Tráfico ya tiene elaborado un ‘top ten de las carreteras de Lugo con mayor siniestralidad relacionada con la presencia de fauna salvaje. De las nacionales, pertenecientes a Fomento, se lleva la palma la N-640, de Vilagarcía de Arousa a Barres, sobre todo en el tramo de A Campina a Castro de Rei.
Por lo que respecta a vías de la Xunta, las más peligrosas por esos accidentes son la N-540 -Cabreiros-Viveiro-, por especies cinegéticas, caballos y reses mostrencas, y la LU-122, la de Cruz da Cancela, de Paraxes a Lourenzá, con caballos y fauna salvaje.
La más peligrosa de todas las existentes en los 67 municipios, es el corredor DP 1611 Gomeán-Gomeán, de 131 kilómetros y de la Diputación, que atraviesa los municipios de Castro de Rei, Castroverde, Pol y Guntín, entre otros. Rubén Flores lo denomina con humor la «M-30» de Lugo porque se trata de un cinturón.
En la provincia lucense, en 2010, la fauna salvaje ocasionó 980 accidentes, la mitad de los registrados en toda Galicia. En 2009 fueron 870, según explica Rubén Flores. «Este ano vamos a superar los 1.000 seguro», anade el capitán de Tráfico. En menos de tres meses, desde el inicio de la caza el 20 de agosto, se contabilizaron más de 214.
¿Por qué se produce este aumento? La pregunta mete en un aprieto al oficial del subsector: «Lo que está claro es que el animal salvaje y el jabalí salen a comer. En la zona rural los cultivos están cada vez más cerca de las casas y, para llegar a ellos, cruzan la carretera».
«Que influya directamente la acción de caza en los siniestros-anade Flores- no está probado». No obstante, los días con más accidentes suelen coincidir con los de caza: los jueves, sábados y domingos, principalmente. «Sin embargo, hay miércoles que te encuentras con ocho», apunta el capitán. La franja horaria con más siniestros es la comprendida entre los ocho de la tarde y la una de la manana. La población de corzos y jabalíes crece a un ritmo veloz cada ano.
Responsabilidad
La determinación de la responsabilidad tras un accidente cambió notablemente desde el 2005, con la entrada en vigor de la ley por puntos. Esa norma establece que el conductor debe probar que el siniestro con fauna salvaje es «imprevisible e inevitable», apunta Rubén Flores, lo que, en la práctica, sitúa al dueno del vehículo ante una odisea jurídica.
Además, cada vez son más las vías de la provincia con senales que avisan de animales salvajes sueltos. Esa información juega en contra de los conductores a la hora de probar en un tribunal que la culpa es ajena.
Antes de la entrada en vigor de la ley por puntos, era el tecor el que corría con los gastos de los accidentes en la mayoría de los casos. Desde el 2005, con esa nueva norma, el conductor tiene que probar que el siniestro «se debió a un mantenimiento deficiente del tecor o a la acción directa de la caza».
En principio, los danos del arreglo del vehículo los abona el titular o su aseguradora. El pleito para esclarecer las causas puede durar unos dos anos.
Si el siniestro no lo causa una especie cinegética, sino otros animales, la normativa que impera es el Código Penal. Los responsables de esos ejemplares deben hacerse cargo de los danos. Si hay perros y vacas por medio en principio los duenos están identificados a través de los datos de microchips y crotales.
En autovía, sí es la empresa concesionaria la que abona los danos de una forma más clara, al existir la obligación de que esa vía de alta capacidad se encuentre vallada.
Reacción
El mando del subsector de Tráfico asegura que la reacción de los conductores tras el accidente es variopinta: «Hay de todo, gente que no puede hablar por el susto. La mayoría siente sensación de frustración e impotencia por los danos, que pueden ir de 2.000 euros a siniestro total del vehículo».
Rubén Flores no es partidario de dar consejos sobre qué hacer cuando un automovilista se encuentra con un jabalí o un corzo en la carretera. A su juicio, influyen muchos factores como la velocidad, las características de la vía o la situación de la calzada en ese momento. No obstante, comenta que arrollarlo «es lo más prudente si evitamos así hacer una maniobra evasiva e invadir el carril contrario». En ese caso, la pericia del conductor también es un aspecto que debe valorarse. En la memoria de todos está el accidente del presidente de la Xunta, Alberto Núnez Feijóo, en la autovía de Ourense a Santiago (AG-53). Su conductor prefirió embestir al jabalí a hacer una maniobra evasiva peligrosa.
De todas las especies cinegéticas, la que causa más accidentes en las carreteras de la provincia de Lugo es el jabalí, seguido no a mucha distancia de los corzos, según figura en las estadísticas que maneja el subsector de Tráfico de Lugo.
En las autovías de Lugo los accidentes con fauna salvaje son escasos. No obstante, en la A-8 en la zona de Ribadeo y Barreiros se cuelan con cierta frecuencia los jabalíes desde hace unos meses.
FUENTE: EL PROGRESO DE LUGO