Distribución geográfica

El corzo tiene una amplia distribución en la región Paleártica. Se extiende por la mayor parte del territorio europeo, incluida Rusia occidental, pero con la excepción de Irlanda y las islas del Mediterráneo. Fuera de Europa, el corzo tiene presencia en Turquía, el norte de Siria, el norte de Irak, el norte de Irán y el Cáucaso; sin embargo está extinguido Líbano. Este patrón de distribución parece ser debido a su falta de adaptación a la xericidad mediterránea.

Fuente: Large Herbivore Network

Actualmente el corzo se extiende por la mayor parte del territorio de la Península Ibérica, exceptuando la zona de Levante y con una presencia limitada en Andalucía, aunque ecológicamente muy importante por alcanzar el límite de su distribución suroccidental paleártica. Los principales núcleos poblacionales ocupan la Cordillera Cantábrica, Pirineos y los Sistemas Ibérico y Central. Desde ellos esta especie se encuentra en proceso de expansión. Se pueden encontrar además reductos poblacionales en los Montes de Toledo, Sierra Morena, el este de Extremadura y en las sierras andaluzas de Jaén y Cádiz.

En la actualidad la presencia del corzo es muy común y está en expansión en muchas áreas. Sin embargo estuvo casi extinguido en zonas del sur de Europa debido a la pérdida de su hábitat y la sobreexplotación en la primera mitad del siglo pasado. El número de corzos empezó a incrementarse de nuevo hace 20-40 anos debido al abandono del campo, la mejora de los regímenes de caza y las reintroducciones.
En la Península Ibérica el corzo ha atravesado por muchas vicisitudes: desde una severa reducción de sus efectivos durante siglos, consecuencia de una política ganadera basada en el pastoreo trashumante con ovinos, y defendido desde las más altas instancias del Estado, hasta el crecimiento casi explosivo de sus poblaciones en tiempos recientes, habiéndose incrementado por diez su área de distribución en Espana en los últimos cincuenta anos.
La territorialidad de esta especie es una de las raíces fundamentales de su expansión. La expulsión de los jóvenes del ano anterior de las tierras que les vieron nacer, obliga a que la especie se difunda por terrenos limítrofes y sin propietario, siendo el efecto mucho más acusado que en otras especies, que pueden ver aumentados sus efectivos sin tal dispersión geográfica de los mismos. Pero además, su extraordinaria capacidad de adaptación a distintos medios hace que el corzo pueda ocupar estratos agro-forestales o, incluso, netamente agrícolas y humanizados, en los que otras especies no podrían habitar por su necesidad de ambientes del tipo forestal puro.

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