La revista “Land Use Policy” ha publicado hace muy poco tiempo un artículo titulado “(Des)legitimar la caza – Discursos sobre la moralidad de la caza en Europa y el este de áfrica”1

Los autores consideran que la caza es una actividad que provoca juicios morales, muy a menudo con pronunciamientos inmediatos y enérgicos. Es decir, rápidamente se  emiten opiniones sobre lo que es "correcto" o "incorrecto". 

El trabajo presenta datos obtenidos de grupos de discusión y entrevistas con cazadores, no cazadores y personas críticas con la caza en seis países de Europa y áfrica oriental.

Por ejemplo, en España, los grupos de discusión tuvieron lugar en Castilla-La Mancha y estuvieron formados unos por propietarios de empresas de caza y cazadores y otros por no cazadores (rurales y urbanos) y ecologistas (“conservation actors”).

Los argumentos morales juegan un papel muy importante en la legitimación y deslegitimación de las prácticas de caza. En particular, los participantes en el estudio se refieren a los motivos de los cazadores como el factor que, a sus ojos, determina la aceptabilidad de las prácticas de caza (ver figura). Se entienden aquí por "motivos" las razones, fines u objetivos de la caza.

 

Figura. Resumen de los motivos para la caza mencionados por los participantes del estudio en seis países para legitimar o deslegitimar la caza. 

 

A continuación me voy a referir casi exclusivamente a uno solo de los motivos para cazar: cazar para comer.

En general, en todos los países del estudio, prevalecieron dos argumentos principales. En primer lugar, los participantes en todos los grupos y países mantienen que la caza es legítima si se lleva a cabo por una verdadera necesidad de obtener comida. 

En segundo lugar, se afirmó con frecuencia que, independientemente de las razones por las que se caza, la caza sólo es aceptable si se come la carne. Por ejemplo, en Croacia y España, se argumentó que, en la Europa contemporánea, la obtención de alimentos no debe ser la razón principal para cazar, pero si se caza, la carne se debe comer. 

Varios cazadores se basaron en estos argumentos para justificar porqué no cazaban animales que no podían ser consumidos. Por ejemplo, el guarda que explicó porqué rechazó la solicitud de un granjero para disparar al corzo que se alimentaban de su nabos: 

“Le dije que ninguno de esos corzos tenía nada de carne y no estaban en condiciones de servirse en la mesa de nadie. No se pueden enterrar; yo no voy a cavar un agujero para siete corzos. Entonces que ¿qué hacer con ellos? Así que le dije que no.”

Fotografía: Zalo Varas. 

Al mismo tiempo, también hubo una opinión fuertemente compartida entre los cazadores, algunos no cazadores y personas críticas con la caza, que opinaba que la carne de caza era muy sabrosa, "buena" y "verde" y por lo tanto preferible a la carne de ganado doméstico. Para algunos, la caza "para la olla" – incluso donde la comida se puede comprar fácilmente en el supermercado – es, pues, un motivo importante para legitimar la caza.

“Bueno, personalmente creo que la caza con fines de subsistencia está bien, ¿verdad? Usted vive en el campo, mata un venado y se lo come. Creo que eso es muy bueno. E incluso en una, digamos, economía verde, en las sociedades que ya están hartas de comer, bueno, podría ser una actividad necesaria, si fuera equilibrada: cazar especies silvestres para complementar la dieta. La caza deportiva, en cambio, no me gusta.”

La argumentación de los participantes de Etiopía y Tanzania fue en gran parte similar, pero hubo diferencias en las definiciones de lo que era "necesario". Mientras que algunos de los residentes rurales de Etiopía sostenía que la caza solo se debía permitir "en tiempos de hambre", en Tanzania no distinguían entre caza para alimentación y para aumentar los ingresos del hogar. Allí, en la práctica, estos motivos eran indistinguibles. Un cazador podía mantener una parte de su carne seca para su propia familia, mientras que podría vender otra parte.  

Los propietarios de las empresas de caza de Etiopía estimaron que la “caza para llenar el estómago”, incluso furtiva, era aceptable. Pero otros advirtieron que, hoy en día, dada la creciente población humana, si la caza en busca de comida es indiscriminada no puede ser considerada viable. No ocurre lo mismo, piensan, con la caza de trofeos que se centra sólo en los individuos machos.

Para concluir, en la discusión, los autores explican como muchos de los participantes expresaron la necesidad imperiosa de que la carne de caza se debe comer, con el fin de que la caza sea moralmente aceptable. Si se cumple con estas exigencias, la caza realizada por otros motivos (que son vistos generalmente como moralmente inferiores), como la diversión, también se convierte también en legítima. 

1Fischer A et al. (De)legitimising hunting – Discourses over the morality of hunting in Europe and eastern Africa. Land Use Policy 2013;32: 261–270.