El corzo es, en nuestros hábitats ibéricos, una especie presa para los grandes carnívoros, especialmente para el lobo (Canis lupus signatus) y el zorro (Vulpes vulpes). Distintos trabajos realizados en Espana y Portugal han demostrado cómo el corzo es la especie favorita para el lobo, especialmente en ausencia de otra fauna doméstica.
Existe una preocupación creciente por el efecto que puede llegar a tener la población del NW peninsular sobre los corzos al haberse detectado acusados descensos de la población coincidiendo con la mayor abundancia y protección del lobo. El lobo depreda tanto ejemplares reproductores como juveniles.
El zorro es un depredador oportunista y suele centrar su presión en los ejemplares más jóvenes, especialmente en los momentos inmediatos a la paridera de las corzas. Su efecto puede ser muy acusado, en particular en los agrosistemas donde este cánido alcanza sus mayores densidades.
Otros depredadores importantes para la conservación del corzo son los perros, tanto los divagantes como aquellos que circulan libremente por el campo. El corzo es una especie muy frágil ante el ataque de perros llegando a extremos desastrosos cuando esto se produce en medios en los que existen mallas y cercados contra los cuales los perros acorralan a sus víctimas con suma facilidad.
El jabalí (Sus scrofa) puede ser también, ocasionalmente, ser un depredador de corzos. El águila real (Aquila chrysaetos) es otro depredador del corzo pero su presión sobre la especie es casi anecdótica en Espana.