El cambio climático, o por lo menos en clima, influyen el las densidades de corzo. Hace poco veíamos en Corzo + un trabajo que afirmaba que el aumento de la temperatura media en enero afecta positivamente a la abundancia de corzos1. Los autores, quizás con cierto optimismo, esperaban que, debido al calentamiento global, las condiciones invernales serán más suaves y facilitarán el aumento de las densidades de los corzos.

Recientemente se ha publicado un estudio alemán2 que analiza el número de corzos cazados anualmente y su relación con los cambios en el clima y en los cultivos.

Los autores estudian las capturas de corzo anuales en tres estados federales del norte de Alemania, Brandeburgo, Baja Sajonia y Mecklemburgo-Pomerania Occidental durante los años 1972 a 2011. Desde 1992 las cifras de corzos cazados en estos tres estados son significativamente más altas que los reportadas en los años 1972-1991 (figura 1). A pesar de tratarse de tres regiones muy diferentes, los cambios en el número de capturas se producen de forma sincrónica.

 

Figura 1. Capturas de corzos en las tres regiones alemanas estudiadas. Llama la atención el descenso a finales de los años 70, lo que demuestra que las poblaciones no siempre van havia arriba. 

Se sabe que la abundancia y la calidad del forraje de los corzos va a depender de las lluvias y la temperatura en primavera. Los autores tiene la hipótesis que una serie de inviernos templados tendrá como consecuencia un aumento en las poblaciones de corzos (medido por los corzos cazados). Los inviernos templados los definen como una anomalía positiva de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), que se correlaciona con un aumento de la temperatura en el norte de Europa (figura 2).

 

Además, los autores estudian los cambios en los cultivos en estas regiones, en concreto el aumento de la extensión cultivada de maíz, colza y trigo. 

 

Encuentran que los inviernos severos, que se reflejan en los valores negativos de la Oscilación del Atlántico Norte durante los meses de diciembre a marzo, afectan al número de corzos cazados tanto ese año y como el siguiente.

Figura 3. Arriba el clima, medido por el NAO. DJFM, la linea de rayas, representa el NAO en invierno (diciembre-marzo) que es el que afecta a la densidad de corzos: con la línea por encima de la media -invierno templado- aumenta y por debajo -invierno frío- disminuye la densidad. Abajo, el aumento de los cultivos de maíz, trigo y colza.

Los autores concluyen que el clima va a influir de dos maneras:

– condiciones invernales: afectan al estado físico de los individuos y por tanto a la mortalidad y al número de partos (densidad del año)

– condiciones climáticas de la primavera: de ellas depende la calidad del forraje y la supervivencia de los corcinos y por tanto la densidad del año siguiente.

 

Respecto al aumento de los cultivos, los autores no encuentra relación con el maíz. Solo en una de las regiones  hay relación entre las capturas y el aumento de los cultivos de trigo. En contraste, un aumento en el área utilizada para el cultivo de colza coincide con un mayor número de corzos.

 

Finalmente, los autores recomiendan que la gestión de la vida silvestre aborde los cambios a gran escala, incluyendo el patrón de uso de la tierra y la variabilidad climática.

1Borowik T, Cornulier T, Jędrzejewska B. Environmental factors shaping ungulate abundances in Poland (Los factores ambientales configuran la abundancia de ungulados en Polonia). Acta Theriol (Warsz) 2013;58:403-413. Epub 2013 Jun 29.

2Hagen R, Heurich M, Kröschel M, Herdtfelder M. Synchrony in hunting bags: reaction on climatic and human induced changes? (Sincronía en las capturas de corzos: ¿reacción a los cambios inducidos por el clima y los humanos?) Sci Total Environ. 2014 Jan 15;468-469:140-6. doi: 10.1016/j.scitotenv.2013.08.022. Epub 2013 Sep 4.