Seguro que muchos de vosotros tenéis la oportunidad de observar o cazar corzos dentro o cerca de los núcleos urbanos.

En este trabajo que nos ha proporcionado Alfonso Treviño, el autor, David Quarrell, da un completo repaso a la forma de enfrentarse a estos corzos. Tiene el inconveniente de que se basa en los datos y costumbres de un país, Escocia, muy diferente al nuestro, pero la ventaja de que muchos de sus consejos son aplicables también a un entorno rural. Aquí tenemos un resumen del trabajo.

 

En algunas zonas, los corzos han prosperado tanto que se han convertido en blanco fácil de los furtivos, son responsables de un gran número de accidentes de tráfico y tienen un impacto negativo en la agricultura y la silvicultura.

El autor cree que hay necesidad de gestionar estos “habitantes de la ciudad”.

EVALUACIÓN DE RIESGOS

Es importante llevar a cabo una evaluación del riesgo. Los riesgos para el público o para el cazador pueden ser mayores en un área utilizada con frecuencia por el público. Hay que tomar precauciones para reducir los riesgos de que ocurra un accidente. Algunos ejemplos; 

  • Hacer coincidir el tiempo de rececho con los momentos de mínima o ausente actividad pública en la zona. 
  • Usar puestos elevado en las esperas de tarde. Tendremos más visibilidad y más posibilidades de enterrar la bala.
  • Conocer el terreno, por ejemplo donde se encuentran las zonas de rocas o piedras que podrían causar un rebote.

 

EL CORZO  URBANO

Es exactamente el mismo animal genéticamente que el corzo de campo, pero el vivir en las zonas urbanas durante tantos años ha creado unas sutiles diferencias [el autor se refiere a los corzos escoceses].

Los corzos de estas áreas urbanas son un 10-20 % más pesados que el corzo de bosque. Esto indica que gozan de buena salud, lo que resulta sorprendente viviendo tan cerca de la actividad humana. Esta es una de las diferencias con los corzos no urbanos. Estos corzos solo se desplazaran brevemente cuando ven un paseante cerca de ellos o un perro ladrándoles. No les perturba el ruido que hace un obrero colocando una cerca o la luz de un coche. Se limitarán a levantar la cabeza para comprobar que todo está correcto y no mostrarán ningún signo de alarma.

El corzo de zonas urbanas también ha cambiado ligeramente su comportamiento territorial. Estos corzos parecen formar grupos más grandes que los habituales en el invierno y son mucho más lentos en separarse cuando llega la primavera. Muchos grupos se mantienen con más de un macho hasta el celo. Esto se debe al hecho de que viven en un área pequeña, a veces totalmente cerrada. 

Sin embargo, en el corto periodo de celo hay más bajas de las normales. Los corzos tienen menos espacio, luchan duro, inevitablemente se lesionan y algunas de las lesiones son potencialmente mortales. Muchas bajas se producen por las persecuciones de los corzos urbanos en las proximidades de las carreteras.

 

Los corzos urbanos no hacen grandes desplazamientos. Sus territorios son más pequeños y estables, lo que permite una mejor observación y elección del momento de su caza.

Según el autor, las corzas en las zonas urbanas en muchas ocasiones van a tener trillizos y sacarán adelante a todos los corcinos.

 

PLANIFICACIÓN

El inicio de una buena gestión de los corzos radica en la planificación. En las  áreas donde no se ha cazado anteriormente existirá probablemente un problema de superpoblación. En cualquier caso se requerirá una evaluación completa y detallada del número de corzos.

Si el terreno no es conocido, se recomienda recorrer los límites del mismo tanto de día como de noche. El uso de algún sistema de cartografía como Google Earth u otros puede ayudarnos a conocer las zonas de tiro seguras, las áreas de estacionamiento, las trayectorias de aproximación, así como a identificar los caminos públicos, carreteras y edificios.

Es esencial reconocer el terreno a diferentes horas del día y conocerlo por dentro. Hay que prestar especial atención a los días y horas en los que se realizará la caza.  Así reconoceremos que actividades se realizan en esos momentos. Estas podrían ser algo tan simple como pasear al perro o hacer footing o podrían ser un tipo de actividades más organizadas como camping, pesca o ciclismo de montaña. En el terreno puede desarrollarse la silvicultura, la agricultura o un montón de otras actividades al aire libre que puedan afectar a la gestión de los corzos. Sólo pisando el terreno pueden valorarse correctamente los usos del mismo y la posibilidad de realizar allí la actividad del rececho. Esto es extremadamente importante para evitar un conflicto innecesario con la población local y actuar de la forma más segura posible.

Al ver el terreno en esos diferentes momentos del día, también nos haremos una idea de la población de corzos existente y conoceremos en cierta medida los territorios de los corzos y sus hábitos. Esto es extremadamente importante en el entorno urbano. Aunque no lo parezca a primera vista, las poblaciones de corzos aquí pueden ser muy frágiles, ya que no habrá muchos ejemplares que vengan de otras áreas. Así que en caso de que se cometa un error en el cálculo de la población y se cacen demasiados corzos se obtendrá un efecto no deseado.

 

CONTACTOS

Averigüe quiénes son los propietarios de las tierras y los grupos locales que pueden estar involucrados en la zona. Por ejemplo, los grupos de vida silvestre (déles la oportunidad de expresar sus opiniones), ciclismo de montaña, pesca o cualquier otro grupo que podría utilizar la zona de una forma regular. Si la gente está bien informada y sabe que la gestión se lleva a cabo mediante un controlador de corzos capacitado y autorizado tendrá menos problemas.

Es conveniente mantener a la guardería y a la policía local informados acerca de los planes de gestión. Esto ayudará a detener cualquier acción negativa de la policía si reciben alguna llamada de cualquiera contrario a la gestión de los corzos o de alguien que le confunde con un furtivo.

(Continuará)