La caza en la modalidad de aguardo o espera es uno de los modos más eficaces para realizar una caza selectiva. Consiste en acechar a la pieza desde un lugar dominante de modo que el corzo o corza desarrolle su comportamiento con naturalidad ofreciendo la oportunidad de hacer una detenida y correcta valoración del animal, en especial en detalles como su sexo, estado de cría o gestación, salud y primera estimación de la edad.
Estas esperas se pueden realizar desde el suelo pero en este caso ofrecen menos oportunidades, de ahí, y también por seguridad, se suelen hacer desde torretas o asientos elevados del suelo previamente montados en los puntos estratégicos. Estos artefactos permiten, además de una posición razonablemente cómoda para una estancia prolongada, un apoyo adecuado para efectuar los disparos de la forma correcta, evitando así el dejar animales heridos de forma innecesaria.
Por lo general suelen ser mejores las esperas de tarde que las de manana. Eso se debe a que durante las primeras horas del día el corzo suele hacer recorridos más largos y se recoge al monte más espeso al llegar el día. Durante la tarde los movimientos son menos erráticos y la salida a los lugares de forrajeo resultan más decididos.
Las esperas exigen serenidad, disponibilidad de tiempo y buen juicio.